nada en comun.

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momentos que te agarran el aliento

miércoles, 27 de agosto de 2014

Ironias de la vida

See it for yourself.

Los dias grises seguian nube tras nube y el sol se rehusaba a salir de ninguna manera. Ella, sentada escurriendose las lagrimas con fuertes manos por la mejilla, sus cejas fruncidas transmitiendo rabia en la confusion de sus tristezas.
Nadie podia entender y ella no era diferente, se malgastaba la vida en llantos en domingos por la tarde despues de planear una semana de actividades que probablemente no haria ni la mitad de ellos. Ella, escuchando sus discos de musicas tristes que acompanhaba sus sollozos en ritmos tranquilos.
Caminando por las calles de oscuridad y tuberias rotas, roedores corriendo a esconderse para observarla desde lo alto y olor a tabaco. Su vida no era mas que un disco rayado de una tragedia solemne. Ella, fumando en la ventana de su apartamento observa al gato del vecino que parece divertirse mas que ella con tan solo contemplar a las palomas revolotear por encima de los cables.
Entonces fue cuando ya no quiso aguantarse mas la vida y fue corriendo sin sentido. Fue un impulso al cual ella decidio obedecer, por primera vez, sin preguntarse porque. Corria velozmente, saltando obstaculos de las aceras de aquella gris y lluviosa ciudad.
Por primera vez en su vida empezaba a sentirse viva de nueva, mas viva que nunca, podia sentir que una sonrisa sin sentido se dibujaba en su rostro y sentia que podia hacer todo. Que el mundo era suyo, que lo de la tristeza es tonteria que uno se inventa. Y era verdad.
Iba recto, con una sonrisa y el rostro en alto, orgullosa de estar ebria en felicidad sin razon. Las personas se vollteaban para mirarla ir hasta perderse en la lejania, envidiosos de su locura, inmunes a su felicidad.
Cuando decidio pararse vio un parque a su derecha, respiraba intensamente y su corazon saltaba alegremente al saber que podia hacerlo. Camino por el parque vacio, ya que la noche se acercaba y los ninhos habian entrado a sus casas, limitados por el frio invierno. En uno de los cantos del parque ella puede mirar una bicicleta abandonada, era hermosa.
Al verlo ella pudo reconocer aunque nunca haya sido suya, esa bicicleta, en sus suenhos mas de una vez habia aparecido. Era la bicicleta que ella montaba en su camino de flores, el unico suenho feliz que se repetia por lo menos un par de veces en cada mes.
Absorta por todo lo que iba sucediendo, sin mas, ni preguntarse porque, siguiendo sus impulsos de vivir, de sus ganas de cambiar tristeza por felicidad, tomo la bicicleta y se monto, partiendo para algun lugar. Donde, ella no sabia, ni le interasaba saber.
Las ganas de ser libre, de ser ella sin miedo, le invadia, podia sentir que su cuerpo renacia en sus esfuerzos de pedalear por ir a algun lugar donde ella perteneciera, donde ese sentimiento podia durar para siempre.
Pedaleaba con todas las ganas del mundo por vivir, por amor a la vida, su vida.
La noche se oscurecia cada vez mas, y las gotas de lluvia no cesaban. Era una tarde de frio intenso, donde la respiracion se hacia visible y la nariz se congelaba. Ella, no sentia nada humano, estaba maravillada por descubrir las cosas que podia hacer en adelante, orgullosa de sentirse joven y de que habria dias mas inolvidables que este. Pero la vida nunca te asegura un manhana, todos sabemos eso.
La bicicleta iba llevandola suavemente, haciendola sentir la brisa, el olor a invierno. Ciega por sus reacciones, no notaba que iba por una calle sin luz, y su bicicleta en el mismo estado.
En un cerrar de ojos, sin que nadie se pudiera dar cuenta, un camion pasa por la misma calle, sin darle ningun aviso, la lleva a volar por los aires.
Y del aire al piso, y del piso a cerrar los ojos para siempre. Su vida se reducia en llantos y en una bicicleta que la hizo sentir viva por unas horas. Pero asi dijo adios al mundo de los mortales.



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